Vivir de lo más caro

PSA (Peugeot-Citroen) anunciaba hace un tiempo que necesitaba urgentemente apoyo financiero para no entrar en quiebra. La ayuda le llegó hace poco de dos formas: del gobierno francés, y de una compañía china. Luego daría a conocer sus planes de futuro, entre los que estaba reducir drásticamente su oferta de modelos, y potenciar su segmento de lujo. Su marca DS, hasta ahora dentro de Citroen, pasaría a ser una marca independiente, con modelos destinados a los más pudientes y a los nuevos ricos de los mercados emergentes. Este es un buen ejemplo de lo que en el mundo de la relojería ya se ha venido haciendo desde hace años. La mayoría de grandes fabricantes ya no hacen relojes «para pobres», se han centrado en la parte más elitista de la sociedad. Marcas como Citizen hace años ya que le echó el cierre a su división de digitales, y únicamente mantiene su submarca «low cost» Q&Q, en unos pocos países asiáticos. Seiko ha ido más allá, y no solo ha dejado de producir digitales asequibles (solo fabrica módulos para remarcarlos), sino que los poco que hace (como los SAGA) son de tinta electrónica y destinados al segmento más caro. Ni tan siquiera hace ya digitales bajo su submarca Lorus, cosa que sí hacía en los noventa. De las grandes manufacturas solo queda en pie Casio, manteniendo no solo modelos asequibles, sino que con módulos tan completos que sólo encontraremos en relojes mucho más caros de la competencia.

Es fácil saber y entender qué ha ocurrido. Para los grandes fabricantes el mercado genérico no es muy atractivo, prefieren vender productos elititas a elevadísimos precios porque el marguen de beneficios es enormemente mayor. Tal es así que centrarse en relojes «de bajo coste» puede llevar al fabricante a la bancarrota. Un síntoma de este cambio lo encontramos también en Casio. Antiguamente sus F-91W, W-59 o incluso sus modelos más bajos como los F-30 venían en un embalaje específico. Solían hacerlo en una cajita plástica o en un formato de blíster. Ahora a la mayoría de mercados Casio los distribuye sin embalaje alguno, no sólo eso, sin apenas una bolsita y con un manual de instrucciones enormemente recortado. Y es que pierden dinero, no les compensa siquiera ni para distribuirlos con embalaje.

Casio acapara buena parte del mercado de relojes baratos, pero no es eso lo más importante, lo que de verdad le da beneficios es el segmento medio, los G-Shock de cien o doscientos euros, y los Edifice, que es ahí donde verdaderamente es fuerte y casi sin competencia.

Pero el mercado global está cambiando. Lo ha hecho por la crisis económica, y aún más lo hará. La clonicidad de módulos en los modelos más bajos de Casio (incorporar el mismo módulo a modelos de reloj diferente) es solo una de las medidas que ha tenido que adoptar el fabricante nipón. Ciertamente no es algo nuevo, ya lo ha hecho en modelos de líneas similares (como en los Marlin), pero no a niveles tan distintos. Me estoy refiriendo a los W-215/F-108, STL-S100H/W-S220, HDD-600/AL-190W… Son modelos diferentes por fuera, pero por dentro es el mismo. A Casio le compensa no por beneficios, sino por presencia en el mercado, por hacerse con una posición de poder que ninguno de sus competidores ahora mismo tiene. Pero lo irónico es que ninguno de ellos quiere, y de hecho por eso no fabrican modelos para ese segmento.

Casio era sinónimo de innovación y tecnología, y lo sigue siendo en sus líneas medias y superiores. Por fortuna sus pobres modelos de las líneas inferiores no han tenido apenas respuesta por parte de ningún otro fabricante, pero ¿hasta cuando esto podrá seguir así? ¿Hasta cuando sus modelos Collection serán refugio de nostálgicos, y de consumidores con bajo nivel adquisitivo? La respuesta quizá habría que buscarla en la propia Casio: ¿a qué tipo de cliente quieren cuidar más?

Cuando nos comprábamos zapatillas de Kelme o de Paredes nos sentíamos bien con ellas, cuando empezaron a llegar esas marcas chinas (o competidores con fábricas en China o de proveedores chinos) y vimos que eran más baratas, todo el mundo empezó a adquirirlas. No tardamos en darnos cuenta que ni la calidad, ni la comodidad, eran la misma de antaño. Por desgracia, cuando quisimos volver a comprar nuestras zapatillas de antes éstas habían desaparecido o, en otros casos, se habían ido a fabricar también a China para poder competir con los mismos precios, con lo cual de la calidad -y comodidad- de la marca que antaño conocíamos quedaba muy poco.

Al final si queríamos la calidad de antes teníamos que irnos a las carísimas zapatillas de fabricantes elitistas. Así desapareció todo un sector fabril no sólo del calzado, sino también textil, de la ropa, y de otros segmentos como la juguetería. Casio permanece. Quizá no sean los mismos módulos de antes, ni tan siquiera la misma calidad y, por supuesto, ni el mismo lugar de fabricación. Pero es de las pocas que sobrevive. Tal vez deberíamos dejar de preocuparnos tanto por si decide cambiar de estrategia y filosofía, y aprovecharlo mientras podamos. Mañana puede que no tengamos ningún W-202 que comprar en la tienda del barrio.

| Redacción: Zona Casio