
La mayoría de los usuarios, tanto nuevos como los que llevan usando relojes Casio desde tiempos inmemoriales, se sorprenden de la variedad que pueden encontrar en marcas como G-Shock. No solo eso, sino también cada vez más en otras marcas como Sheen o Edifice, e incluso hasta en las series más básicas, pudiendo elegir relojes con colores muy diferentes en esfera, agujas, diales, cajas y correas. Y la mayoría se pregunta qué es lo que hace posible todo eso, y la llamativa capacidad de Casio para ofrecer tanta variedad y personalización que no tienen otras marcas. Pues el secreto de todo eso es un proceso de desarrollo llamado CMF.
«CMF» es el acrónimo de «Color, Material, Finish» («Color, material y acabado»), y básicamente es un proceso de diseño que sigue Casio para lograr que una misma pieza base pueda recibir modificaciones que la hagan parecer tan diferente y personal. El fabricante nipón usa este proceso para crear variaciones de un producto de una manera eficiente y sin que suponga grandes costes por cada reloj.

Así, los diseñadores pueden modificar a su gusto no sólo en su color, sino incluso en su acabado exterior y hasta en sus texturas. Usando técnicas de imprimación especiales o acabados metálicos sobre la base de plástico de un único diseño, se consigue un modelo muy diferente en su estilo y en su aspecto. Un ejemplo de esto lo tenemos en los G-Shock texturizados con símil a piel de reptil, los G-Shock «geométricos«, o en el gran número de ediciones especiales, como las Garish Black.

| Redacción: Zona Casio