¿Por qué Casio no reedita las CFX?

Si hace precisamente un par de días hablábamos de la reedición de los Marlin, Casio dispone también de otros modelos que serían muy bien recibidos en el mercado y que obtendrían seguramente un éxito de inmediato. Nos estamos refiriendo a las calculadoras científicas, las conocidas como CFX (CFX-20 y CFX-200), y las calculadoras melódicas, como las CA-95. Su aspecto complejo y futurista lleva cautivando a personas de todas las edades desde hace años, pero lamentablemente hace mucho tiempo que no se fabrican.

En los últimos años Casio ha centrado sus esfuerzos en calculadoras dentro de su serie Data Bank, las conocidas como «DBC», y de hecho actualizaron esos modelos el año pasado, con las DBC-611, con lo cual no se puede decir que sean modelos antiguos. Anticuados puede ser, pero no antiguos.

Cualquiera que se dé una vuelta por la multitud de mercadillos online que existen se dará cuenta enseguida que los modelos de calculadora científica y melódica de Casio son los que más demanda poseen, los que aglutinan más éxito en las subastas y también los que poseen un mayor número de deseosos compradores. Algunas personas, en su desesperación por obtener uno de estos extraños ejemplares llegan a pagar cifras escandalosas por relojes no ya ni siquiera en un estado nuevo (NOS, como popularmente se conoce), sino en modelos prácticamente destrozados, sin botones, con los botones rotos, con los frontales rayados o con el cristal hecho trizas a arañazos.

Pudiera ser porque muchos lo hacen por recordar su modelo con el que estudiaban en su juventud o niñez, otros lo harán por puro reto personal, porque eran unos modelos tan elitistas y exclusivos en sus tiempos que muy poca gente podía hacerse con ellos. La mayoría de las personas se tenían que conformar con los más humildes (y asequibles) CS-82 o CA-50 (los cuales, dicho sea de paso, tampoco eran moco de pavo, por supuesto).

La re-edición de una de aquellas sugestivas e impactantes máquinas no solo generaría pingües beneficios a Casio, sino que dejaría muy contentos a todo ese ejército de deseosos compradores que ahora se desesperan buscándolos bajo las piedras.

Ante cosas como estas uno no puede evitar pensar dónde tendrá Casio los diseños, la circuitería y los moldes de estos relojes tan sobrecogedores en todo (desde sus módulos, hasta en sus diseños). Es como si hubieran sufrido un vendaval que les hubiera llevado todo por los aires, o como si lo hubieran perdido en algún baúl. Obviamente, somos conscientes de que la realidad es muy distinta, y que todo es mucho más complicado de lo que a primera vista le parece al usuario de a pie.

Los tiempos que corren no se parecen en nada a aquellos años ochenta donde estos relojes estaban en su máximo apogeo y eran vistos como el culmen de la tecnología, ahora hay que abaratar costes, adaptar complicados procedimientos de producción y diseño a factorías con máquinas diferentes y a modificaciones incluso en la composición de sus materiales. De hecho, ese fue uno de los principales motivos por el que los pocos módulos de antaño que aún hoy en día perviven fueron actualizados. Pero eso no implica que no se pueda hacer. Que a las cabezas pensantes de esta multinacional no les parezca interesante, rentable o competitivo, es otro cantar, pero hacerse sí se puede.

Y ya que estamos en la época ideal del año para pedir deseo, no podemos menos que unir a nuestras peticiones «relojeras» para el próximo año esta, precisamente: el lanzamiento de un modelo CFX, un reloj con calculadora científica como el que Casio tenía antiguamente en su catálogo. Y, si no puede ser calcado a uno de aquellos, al menos que sea inspirado en él, que se le parezca muchísimo. A ver si los Reyes Magos nos escuchan.

| Redacción: Zona Casio