Pasión por las cajas de metal

El lanzamiento de los Resist Black (y más concretamente del DW-5030C) ha vuelto a despertar un enorme interés (en realidad era un interés que jamás había desaparecido, sino que solo se encontraba adormecido) sobre las cajas roscadas construídas íntegramente en metal. Y es que no es para menos. Que un reloj digital posea una caja de metal es algo tan extraño que lo demuestra el simple hecho de que sólo hay un par de fabricantes en el mundo que posean algo así. Aparte de su serie 5xxxx, ni siquiera G-Shock tiene relojes íntegramente de metal. Sus conocidas series MR-G, a pesar de contar con cajas incluso de titanio, tenían partes de plástico bien sea en su parte trasera, o en la unión con el armis. De esto último tenemos ejemplos relativamente recientes, como los G-1700.

En este 30 aníversario de su marca resistente por antonomasia, Casio se ha permitido una excepción, rompiendo esa regla no escrita de no lanzar un reloj «demasiado duradero». Ha puesto una caja roscada a disposición de todo el mundo, algo tan inusual que su único reloj parecido (el GW-5000) le dobla en precio al DW-5030C. Quien piense que esto no es extraordinario solamente tiene que darse una vuelta y conocer la franja de precios en la que se mueve su otro único y exclusivo modelo de caja metálica roscada: el GW-T5030C.

Casio solamente tiene «un molde» para estas cajas en la actualidad. Esto hace que no pueda fabricarlas en China, o en Tailandia, y tenga que realizarlas directamente en Japón, donde, por ejemplo, se fabrican los modelos Oceanus, los tope de gama, los «top de los top». Los relojes más elitistas de la industria japonesa (y lo cual es como decir los más elitistas a nivel mundial). Que hagan un reloj asequible utilizando la misma tecnología de los Oceanus, la misma con la que fabrica el poderoso GW-5000 (de venta exclusiva en Japón, por cierto), usando el mismo recubrimiento y encima desarrollen un módulo nuevo a pilas para montárselo, es a todas luces tan inédito que solamente podía ocurrir en una fecha tan señalada como el treinta aniversario.

Desde muchos sitios se dice que tanto el bisel como la correa del DW-5030C dejan mucho que desear respecto a sus competidores de cajas macizas y roscadas. Da lo mismo. En un G-Shock esto es secundario, porque la caja está hecha para toda la vida, y la correa y demás tarde o temprano tendrás que cambiársela. Desde otros lados se dice que esto es un primer paso para lanzar -quizá el año que viene- un modelo con la misma caja, aprovechando el mismo módulo. Yo no pondría la mano en el fuego por ello, porque si alguien es capaz de desarrollar un módulo para un único modelo, es Casio (ahí tenemos el G-7800, y muchos más, aparecidos una vez y jamás relanzados). Además, no han partido de cero, sino del módulo del DW-5600, así que una buena parte en costes de desarrollo sí que se han ahorrado, y probablemente esto propicie que puedan permitirse «el lujazo» (otras muchas marcas no podrían hacerlo) de poner ese módulo en el mercado y, quizá hasta dentro de diez años (con el cuarenta aniversario) no lanzar nada similar.

A los fabricantes no les gustan este tipo de relojes «eternos», y cuando los lanzan tienes que pagar un precio por ellos. Y sólo muy pocos de esos fabricantes tienen la autonomía y el sustento económico para permitirse lujos así. Para permitirse sacar un modelo al mercado del cual, únicamente desde que lo compras, sólo tendras que cambiarle la pila y, tras bastantes años, gastar unos pocos euros en una correa (y un bisel, si se tercia). Un reloj así, en la época en donde los G-Shock es la marca de moda que cambia de color según la ropa que vistas, no compensa. Y no compensa para nada. Así que quien lo quiera tendrá que desembolsar esos más de mil euros que cuestan los GW-T5030C, o esos casi cuatrocientos de los GW-5000. Eso sí, cuando lo tienes en la mano sientes la diferencia de lo que es un reloj serio, un reloj tal como se hacían antes. Sólo cuando tienes un modelo así en las manos puedes comprender lo que sentirían los primeros propietarios de estos magníficos relojes.

Hay muchos modelos de cajas roscadas, incluso en Casio los tienes por medio centenar de euros. Pero con los más endebles movimientos analógicos. Fuera de Casio puedes adquirir algunos digitales de caja roscada, pero como no son G-Shock, tarde o temprano acabarás con su brillante metal dañado y con su cristal rayado. Sólo G-Shock te ofrece un sistema por el cual puedes conservar la integridad del reloj (su caja) de forma segura. Obviamente, el GW-T5030C no es lo máximo que puede crear Casio (sirva de ejemplo de ello el PRW-3000, por mencionar un modelo), pero es que Casio no necesita complicarse más, porque con sólo ese módulo y esa caja de titanio ya supera con creces a cualquier otro fabricante, porque nadie tiene algo que ni siquiera se le acerque.

Para muchos el DW-5030C debería ser el modelo normal y habitual de G-Shock, y no una serie limitada como lo es. El problema es que para que eso fuera así deberían cambiar tantas cosas que darían como resultado un modelo que ya no sería el mismo. Por de pronto, la fabricación no estaría en Japón. El acero no sería el mismo (no tiene nada que ver la aleación del acero utilizado en Japón con la del resto de fábricas, aunque todos ellos pasen los restrictivos controles internacionales, por ejemplo de porcentajes de níquel), ni el recubrimiento (olvidémonos de la protección y acabado PVD en un modelo «estándar»), ni la trabilla metálica… Y eso sin contar la calidad del módulo, el corte de las tapas, ajuste, y cientos de cosas más. Un modelo estándar de caja roscada es posible. Pero un modelo estándar como los DW-5030C, GW-5000 o GW-T5030C tal como los conocemos hoy en día, no. Al menos no al precio que se compra un DW-5600.

| Redacción: Zona Casio