
¿Por qué la mayoría de marcas que ofertan digitales, e incluso de precios bastante destacables, no ofrecen en sus funciones temporizador? Fíjate si esta función es tan importante y tan trascendental que en la actualidad diferencia a los buenos de los mediocres relojes. Antiguamente diferenciaba los Casio «menos buenos» de los buenos «de verdad». Y aún hoy se mantiene como la frontera, la línea que divide a dos series de Casio: la «F», y «todas las demás». Ni Casio siquiera denominaba a sus relojes como «Watches» («relojes»), si no disponían de temporizador. Simplemente los denominaba como «F». Un reloj no era un «W» si no tenía en su módulo esta función. Ahora mismo esta división es algo menos evidente y está un poco difuminada, e incluso podemos encontrar modelos de Edifice y «W» que no la poseen (los W-59 y W-215, sin ir más lejos), pero sigue siendo el temporizador (en Casio, y en el resto de marcas) el que hace las diferencias. El que distingue a «los niños de los hombres». Pero ¿por qué un cronógrafo sí, y un temporizador no? ¿Es que hay tanta diferencia a la hora de incorporarlo? Pues la verdad es que sí.
Un chip es bastante barato de producir. Antes «te lo daban» con la tarjeta de teléfono -aquellas prepago- que se vendían por cinco o diez euros. Pero a grandes rasgos y para no extendernos mucho, cuando a un chip empiezas a incorporarle rutinas y tareas complejas es cuando empieza a darte problemas, y surgen los errores y tienes que desecharlo. Un cronógrafo no es una función muy difícil de implementar: simplemente es avanzar un contador, y, dependiendo del número de llegadas que quieras incluirle (una o dos, lo más habitual) detenerlo en ese instante mientras internamente se sigue incrementando, y llevar esa cuenta a la memoria volátil. Son unos pocos bits, es sencillo. Pero un temporizador es diferente. No puedes hacer lo mismo, y decrementar un contador sin más, como en un cronógrafo. Y por eso es que la mayoría de módulos «simples» (y no tan simples, repito, hay relojes digitales que se venden por bastante más de cien euros y no incluyen temporizador) no lo incluyen.

En un temporizador tienes que reservar memoria para una cuenta de destino (la hora de finalización), decrementarla y llegado a un punto hacer sonar la alarma. Tienes que tener el control de ambas cifras (desde dónde partes y hacia dónde partes) y utilizar una zona del chip para reservarla y dedicarla a esos ciclos. Pero no se acaba su complicación ahí: tienes también que realizar unas cuantas funciones más para que el usuario pueda personalizar la cuenta, tanto de los minutos, como de las horas. Un «rollo». En un cronógrafo simplemente el usuario usa un botón para activarlo, y otro para guardar la cuenta o para resetearlo, y se acabó. Pero en un temporizador debemos de guardar más datos, hacer más gestiones con la memoria, con el chip… y todo esto se traduce en que el reloj tiene que ser más potente en toda su electrónica. Han pasado más de treinta años desde la popularización de los primeros digitales, y aún el temporizador sigue siendo una «rara avis» en el sector, y por algo será. Las confusiones que pueden darse si no se implementa todo esto bien pueden ser muy problemáticas, y surgen bastantes (no hay más que recordar que a veces los fabricantes de módulos digitales se confunden hasta en la pantalla que debe mostrar el calendario, como ocurría precisamente con el Nowley que probamos en Relojes Digitales hace pocos días).
Todo el mundo cree que puede hacerlo como Casio. Ese es el problema. Muchas marcas de relojes compran módulos a sus proveedores creyendo muchas veces que «cualquiera hace un reloj», que es solamente meterlo en una caja de plástico y comenzar a vender. Pero no es tan sencillo. Llegar a la complejidad de un Casio (incluso de unos «míseros» W-71, o de un W-720, que eran unos modelos de los más básicos… y no tienen años ya ni nada) no llegan la mayoría de los modelos de digitales que andan en ese precio que tenían los de Casio (unos 30 euros) ni en sueños. Sí, muchos ofrecen por ese precio cajas de metal, cristal mineral, un exterior muy bonito, pero luego te encuentras con que dentro no han podido meterle ni un mísero temporizador.

La próxima vez que tengas que comprarte un reloj fuera de Casio, mira si tiene temporizador. Y si no tiene, piensa en este artículo y sabrás por qué no han sido capaces de ponerle uno. No es tan sencillo. No todos lo pueden ofrecer por el precio que lo ofrece Casio.
| Redacción: Zona Casio