
Quiero empezar dejando clara una cosa: creo poder afirmar que personalmente soy una persona que trata de ver fríamente las cosas, especialmente aquellas que tienen relación con el mundo del misterio (de lo paranormal dirían otros, o de lo desconocido), tratando siempre de buscar una respuesta coherente y razonable. Porque, de hecho, creo que en la mayoría de las veces todos estos asuntos se pueden explicar desde un punto de vista de la ciencia (y de la lógica).
Pero voy a ser franco con todos vosotros, y os confieso que hay un hecho que sí me ocurre con mucha frecuencia y del cual no encuentro una explicación razonable: el 11. O el 11:11. Cuando miramos nuestro reloj digital y vemos esta combinación de números, seguramente nos llaman la atención por la curiosa forma que su disposición dibuja en nuestro display, y, tras sorprendernos, lo olvidamos casi al instante y seguimos con nuestras cosas. Pero cuando esto se repite día tras día durante muchas semanas uno tiende a pensar que algo realmente muy curioso ocurre y que no es ya solamente coincidencia. Esto es lo que me lleva ocurriendo desde hace ya años, en donde la mayoría de las mañanas miro el reloj justo cuando es esa hora (hoy mismo, sin ir más lejos). Me paro a pensar y me digo a mí mismo: «pues mira que no hay minutos en la mañana -incluso en una hora- como para que coincida siempre en las 11:11».

Poco a poco -creo- le voy encontrando un sentido. En numerología el 11 es mi número personal (el número de cada persona en numerología se obtiene sumando una serie de fechas personales que no voy a extenderme a explicar aquí, además, hay mucha información en Internet sobre cómo averiguarlo, por lo que no repetiré lo mismo). Cada vez que miro el modelo de un reloj o un modelo determinado de algún otro aparato calculo si suma 11. No llego al extremo de, como hacía Nikola Tesla, el cual calculaba mentalmente los centímetros cúbicos de cantidad de comida que contenía cada cuchara que se llevaba a la boca, y tenía una auténtica pasión -por no decir obsesión- con el número 3. De hecho todo lo que hacía tenía que contener un 3, ser divisible por 3, o estar relacionado con el 3. Por ejemplo, las habitaciones en los hoteles donde vivía, o el número de servilletas que usaba (que eran 18, divisible también por 3).
Esto es más común de lo que parece. Me refiero a nuestra relación con algunos números. Obviamente no tiene por qué ser el 11, ni tampoco el 3. Hay gente que parece que la persigue un 5, o un 57… o un 14, como Fernando Alonso.

Como he dicho al principio, hace años no creía en estas cosas. Escuchaba o leía historias de gente que tenía unas rocambolescas (cuando no tétricas) relaciones con determinado número, y lo achacaba a una fijación mental, a simple casualidad. Como cuando nunca prestas atención a determinado modelo de automóvil (o a determinada prenda de vestir), y luego la quieres o te gusta, y te aparece por todos lados. Recuerdo el caso de un chico que estaba obsesionado por obtener el carné de conducir, pero como no tenía dinero, no podía pagárselo, y decía que veía coches de autoescuelas por todas partes, como si le persiguieran. Cuando obtuvo el carné de conducir nunca volvió a fijarse en ningún coche de autoescuela. Y es que simplemente se fijaba más cuando pasaba a su lado un automóvil de este tipo.
Puede ser que en mi caso ya me haya empezado a resultar tan misteriosa la aparición de las 11:11 en mi reloj, que cuando es esa hora inconscientemente giro la muñeca para verla. Esa es la respuesta más lógica, y seguramente sea la más probable. Pero he de decir también que no me da miedo. De hecho me siento muy bien cuando veo el 11 en mi reloj. Quizá, en el fondo, todos necesitemos un poco de misterio en nuestra vida, algo que nos diga que existen cosas que no podemos explicar, que existe la magia o una fuerza que nos rodea, que vela por nosotros. Ángeles de la guarda, hadas, o el cariño que emiten hacia nosotros las personas que queremos y/o nos han querido. Llamadlo como queráis. Para mí todo eso es el número once, como un saludo de todo ese «más allá» que no vemos con nuestros ojos físicos y con nuestras acaloradas vidas diarias.

Por cierto, un puñado de coincidencias más: curioso que el reloj que aparece en la imagen de la Wikipedia sobre el 11:11 sea un Casio (y también en el archivo de imagen del 11:11 en el banco de imágenes de la Wikipedia: otro Casio), y curioso que este blog sea de Casio. Y más curiosidad aún que al autor de este blog -o sea, yo- le ocurra otro tanto de lo mismo con el 11:11. Y también con su reloj. Un Casio, por supuesto.
¿Y tu? ¿Tienes también alguna relación con un número en especial?

| Redacción: Zona Casio | Imagen de portada de Antonio Garcia-Bellido