
Pocas marcas han hecho de la resistencia y la durabilidad una señal de identidad de una manera tan vigorosa, constante y profunda, como Casio. Muchos fabricantes usan el «Shock» (o el «Resist», o una mezcla o derivado de ambas palabras) como una forma de reclamo para algunos de sus modelos, pero apenas permanecen en el tiempo ya que, la mayoría, tienen de resistencia y de durabilidad únicamente la imaginería que despiertan esas palabras en el público en general, pero poco o nada de realidad a efectos prácticos en sus relojes.
Antes de la línea G-Shock, Casio ya tenía sus escarceos con relojes duraderos. Eran los HD, en sus diferentes formatos y cajas, desde los modelos con guardas laterales y cristales minerales, hasta los más recientes, con cajas sobredimensionadas donde se deja la resistencia a la responsabilidad de una resina más voluminosa, unos botones protegidos, y un cristal más hundido. Eso sí, como antaño, su resistencia a la presión del agua suele ser muy muy destacable (dentro de la gama de relojes «baratos» en la que se mueven), de cien o de incluso doscientos metros. Algo que Casio solamente suele ofrecer en líneas más elitistas como la Outgear, Edifice o la propia G-Shock.

A finales de los años noventa aparece entonces la línea TR, los «Twin Resist», para posicionarse por debajo de los G-Shock, pero justo por encima de los HD. Esta línea es una curiosidad hoy en día, y es una autentica pena que Casio no la siguiera evolucionando, o al menos actualizarla con nuevos modelos. Los TR unen al diseño resistente y protector de los HD, la resistencia al barro y al lodo. Son la auténtica antesala a los modelos Mudman, pero para usuarios menos pudientes (o para profesionales menos exigentes, como se quiera ver). Con módulos realmente completos, esta línea nos hacía disfrutar con características y funciones que no podían verse sino en los G-Shock.
G-Shock es, sin embargo, «la marca» por excelencia. Es la firma bajo la cual el mundo digital experimentó una evolución sin precedentes, y donde ha tenido lugar una galaxia de modelos variopintos sin rival ni similitud. Cuando todos los demás fabricantes abandonaban el mundo digital a favor de movimientos analógicos, G-Shock continuó creciendo y enriqueciéndose de una manera sublime.

Hoy en día muchos fabricantes ofertan modelos duraderos y resistentes, pero hubo un tiempo en donde si querías hacerte con un reloj casi indestructible sólo tenías la opción de G-Shock. Incluso en el momento presente G-Shock es la única alternativa de relojes resistentes y baratos.
Y si entramos en el terreno de relojes femeninos, apenas hay fabricantes que ofrezcan algo como los Baby-G o G-ms.

El primer G-Shock era un producto, casi un experimento, de muy dudosa difusión. A simple vista ofertar un reloj resistente podría parecer algo muy valioso y necesario, pero cuando se mezclan gustos muy dispares y preferencias personales muy particulares, como es el caso de la relojería, no siempre es lo obvio lo más acertado. Además, siendo la mayor virtud de los «G» algo que no se ve, que se encuentra en su interior, no parecía algo que fuera a encandilar ni «enganchar» a nadie ni causar admiración. No estamos hablando de dorados, tonos y colores, sino de algo más sutil y conceptual.
Que hoy en día G-Shock lleve el baluarte de los digitales, en un momento donde este tipo de modelos son denostados y arrinconados, supone toda una declaración de intenciones, un anclaje a su pasado, a un saber evolucionar sin perder sus raíces.

Obligatoriamente, casi por necesidad, como es obvio G-Shock tuvo pronto que rendirse a la evidencia y lanzar series y modelos analógicos, pero sin dejar en ningún momento de presentar batalla con los modelos de cristal líquido de siempre.
Relojes creados para ser usados en mil campos de batallas, los G-Shock son usados por todo tipo de personas: desde estrellas de la música a actores, desde famosos del papel couché, a pilotos de la élite deportiva. Pero más allá de todo ello, de los modelos y versiones con brillantina y colores para la gente «snob» o «pop», se encuentran los modelos mate de toda la vida. Los sufridos G-Shock del ritmo diario. Los modelos de la calle y del caos que les dieron a esos otros relojes de llamativo aspecto su aura de supervivencia y singularidad que tienen hoy en día.

Los G-Shock son tan míticos que han transformado a sus usuarios en componentes de una corriente única, casi en una forma de ver las cosas. En un club, como el de los moteros o el de los pilotos. En una manera de expresarse difícil de explicar, pero fácil de entender. En cuanto te pones uno.


| Redacción: Zona Casio