
Vamos de nuevo a mencionar «homenajes» (como acertadamente los definía uno de nuestros lectores en el post del GX-56 de ayer) que algunas marcas, queriendo colocar en mejor posición su mercancía y obtener mejores ventas, le hacen a Casio. Antes de ponerme a ello quiero hacer un pequeño inciso: sé que mucha gente no desea que hablemos demasiado de estas cosas, me refiero a falsificaciones o a este tipo de fabricantes que intentan aprovecharse del esfuerzo de diseño y del éxito que una marca como Casio posee. Para ellos es «publicidad gratuita» que les hacemos, y quisieran que nosotros -y muchas otras páginas de relojería- les hiciéramos una especie de «censura», impidiendo que nuestros lectores lo sepan y vean que existen. No vaya a ser que en mitad de una borrachera a alguno se le ocurra adquirir un reloj de estos. Pero dos cosas:
La primera, los que nos leen son la gran mayoría (o todos ellos) fieles seguidores de Casio y amplios usuarios de la marca. Es muy difícil -por no decir impensable- que alguno le encargase a una tienda un reloj falso, una copia, o una falsificación.

Y la segunda es que creo que la mejor forma de defenderse y de poder enfrentarse a estos retos que el mercado común y mundial de hoy nos lanza es con información. Ocultando esta información o reteniéndola para algunos pocos «privilegiados» no creo que les hagamos un favor a nadie, y mucho menos a Casio. La gente acude a publicaciones como este blog para informarse, y un gran número para decantarse por un determinado modelo de reloj. Si no les informamos de estas cosas puede darse el caso de que alguien llegue a creer que estas marcas «extrañas» pero con productos tan parecidos a los que hace Casio sean una imitación con las mismas funciones y de calidad, o incluso que sean una filial de la propia Casio. Sé que esto para alguien que siga el día a día de la actualidad de Casio es impensable, pero hay un grandísimo número de personas que de Casio solo tienen la información puntual cuando ven un reloj que les gusta, y nada más. No saben de líneas, y ni entienden de divisiones de productos y mucho menos de lugares de fabricación o de funciones y módulos.
Por todo ello, sabiendo de antemano a qué atenerse nadie se sentirá luego defraudado, y si se siente no podrá decir que fue por desconocimiento o porque aquí no le hemos prestado a Casio el servicio y la atención que se merece.

Dicho esto, entremos en materia. Hay fabricantes que realizan varias piezas «inspirándose» en modelos de Casio, otros tomando sus formas o incluso su nombre (sobre todo G-Shock, «Tough-Solar» o «Shock Resist»), pero de lo que vamos a hablar hoy va mucho más allá. Se trata del fabricante chino Ohsen, que si te paras a ver su catálogo sin fijarte en el nombre de la marca casi parece un catálogo de Casio (poseen en la parte superior un enlace a su versión inglesa, aunque hoy cuando he ido a mirar para realizar este post no funcionaba, ayer sí lo hacía).
En China (paradójicamente uno de los países donde Casio produce más relojes) sin protección alguna de marca, diseño o patente, se pueden ver relojes cuyo aspecto clama al cielo, como modelos Riseman, DW-6900, o G-001. Por supuesto, en todo, absolutamente en todo -menos en el mencionado aspecto- estos relojes poco o nada tienen que ver con Casio, pero son una forma de satisfacer a clientes locales y foráneos (en sitios como eBay se pueden adquirir fácilmente) a los que poco les importa la calidad y la salubridad, y anteponen el precio y la imagen (la apariencia de llevar un Riseman, por ejemplo) a todo lo demás.

En lo personal preferiría llevar un millón de veces un F-91W o un W-720 que sí puedo pagarme, pero auténtico, que no uno de estos sucedáneos. No solo porque no me sentiría seguro ni a salvo con él (mensualmente la Unión Europea bloquea decenas de productos de plástico procedentes de China por el alto contenido tóxico de sus resinas), sino porque no tendría conocimiento de la duración de su pila, de la exactitud de sus funciones o de la robustez de su módulo.
Soy consciente de que mientras impere esta adicción por la imagen que impregna la sociedad del capitalismo este tipo de productos tendrán sin duda su público y sus ventas (al menos, en los países en los que las leyes no les impidan fabricarlos y distribuirlos), pero da cierta pena ver cómo por un puñado de dólares (o de euros) la gente pobre, que no puede pagarse la variante auténtica del reloj, pone en peligro no ya solo su comodidad a la hora de usar y llevar un reloj, sino su salud. Todo por intentar acercarse a las estrellas mediáticas que sí llevan estos relojes (las cuales, no me cansaré de repetirlo, no se los compran, se los regalan). Y es que un poco de humildad y de honestidad nunca viene mal. Al menos con uno mismo. Y, además, ¡qué narices!, un W-202 o los AE-1200 son también unos relojazos, y quien no se atreva a lucirlos por el simple hecho de que las estrellas de la música o del celuloide no los anuncian no sabe lo que se pierde.

| Redacción: Zona Casio