En la mitad de este décimo aniversario de Zona Casio

En el ecuador de este décimo aniversario me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones. Es cierto que en todo este tiempo ha habido muchos momentos en los que este blog, podría decirse, me ha dado ciertas satisfacciones. Pero si tuviera que poner en una balanza los momentos agradables y agridulces, diría que pesan bastante más estos segundos. Lo comentaba esta mañana con Guti, no es nada fácil llevar una publicación de estas.

En todos estos años, los únicos parones que hemos hecho en ZonaCasio han sido por causas de fuerza mayor, bien porque me quedé sin conexión a Internet (unas cuantas veces, bueno, de hecho ya he perdido la cuenta de las que han sido, la verdad…), o por enfermedad. Diez años en los que nunca has disfrutado de vacaciones, siempre tienes que estar ahí, y si un día te tomas un descanso, al siguiente tienes que venir y publicar tres posts. O dejarlos programados (cuando eso era posible, que no siempre lo era porque no podías conocer las novedades ni acontecimientos futuros). Cuántas veces llegué a casa, agotado, a últimas horas de la noche, con ganas de tirarme en la cama y no hacer nada, y encontrarme con una noticia de Casio, una novedad llamativa, o un mensaje de algún contacto informándome de algo que era imperativo publicar.

¿Todo eso por qué? No lo sé. Hace unos días me proponían anunciar la tienda en una página especializada en relojes. Les pregunté: «¿Qué tienda?». «La que tienes en Zona Casio», me respondieron. «¡Ah, esa ‘tienda’!». Tuve que explicarles las razones de por qué esa tienda estaba ahí, y por qué la había hecho. Así que cuando me ofrecen algo así les digo que ni se molesten, «no, tranquilos, si no hace falta que publicitéis eso, ¡si mañana puede desaparecer!».

Como bien sabéis, el material de «la tienda» en realidad son pdfs que estaban hasta hace no mucho disponibles para su descarga libre y sin gastos. Pero la cuestión es que Google Sites va a cerrar en septiembre, y el resto de hostings te obligan a pagar, así que la única forma de poder facilitar ese material es alojándolo en un sitio de pago. Es tan simple como eso: no hay sitios de alojamiento gratuitos. Y bueno, los que quedan ahora son inviables (no me habléis de Drive, por favor, que me pongo enfermo…).

No os voy a contar de nuevo lo difícil que es mantener esto, las horas que le hay que dedicar y el esfuerzo, constancia, dedicación y miseria que pasas en un sitio así. Por algo es una cosa que no suele perdurar, por algo cierran tantas publicaciones de este tipo (la última Relojes Increíbles, hace pocos días precisamente… Mis condolencias para ellos, pero les entiendo perfectamente). No puedes abrir un sitio de estos y decir que te gustan los relojes Casio sin más, ¿y qué? A mucha gente les gustan los Casio. Con eso no vas a ningún lado. Tienes que tener conocimientos de muchas cosas, saber expresarte (que no es fácil ni muchos menos), que la gente te entienda, tener una redacción decente… No es solo conocer el producto y decir: «qué guapo es», con eso no haces nada.

No eres número uno y el blog más leído de tu temática por tu cara bonita, la gente no entra para ver lo guapo que eres. Si no ofreces algo más estás acabado, si no lo haces medianamente bien no te va a seguir ni el kiko, por muchas horas que uno le dedique. Además de sacrificado, es una tarea muy poco gratificante y económicamente totalmente ruinosa. Se suele ver lo de fuera, las luces, que entrevistes a este o a otro o que pruebes este u otro reloj, pero no se suele ver el currazo que hay detrás a veces sin lograr nada.

Y encima hoy tienes que lidiar con competencia muy feroz, con medios muy poderosos, y tratar de defender tu espacio en una coyuntura donde la mayoría prefiere chatear por mensajeria, ver una peli o informarse en los cuatro periódicos de siempre, y punto. Sacar al público de ahí en estos tiempos implica un esfuerzo enorme, y encima a cambio de nada (o casi nada). Insisto, porque sí, luego te dicen: eres el numero uno, el blog mas leido… Ya, sí, pero me he zampado diez años en donde si me iba un día de vacaciones al siguiente tenía que compensar poniendo tres entradas y trabajando el doble, o programándolas con antelación. Eso no se ve. Que dedicas horas para una review que se lee en cinco minutos, tampoco se ve. O que llevas con esqueletos de posts desde hace meses, o reservando bancos de imágenes, cuando no programando aplicaciones durante años.

En definitiva, que necesitas conocimientos muy variados y la mayoría de las veces ni siquiera vas a recibir ni una palmadita en la espalda. Más aún: te llegan consultas donde ni siquiera te dan las gracias. A mí siempre me llama la atención todas esas personas que me escriben con sus dudas, que supongo que muchos creen que somos Casio, o que trabajamos para Casio…, o que con Casio lo han intentado y ni les responden.

Pero claro, Casio tiene sus propios problemas y quebraderos de cabeza, e inténtalo con Xiaomi, Amazfit o Sony, porque seguro tampoco te van a responder. Incluso aunque muchos de esos fabricantes contraten servicios de atención al cliente (que cobran una pasta, por cierto), en muchas ocasiones lo único que sirven es para quitarles a sus clientes de encima, pero no para atenderles.

Así que uno acaba convirtiéndose, sin quererlo, en un representante «ad hoc» de Casio, y muchos de los clientes de la marca cuando ven a Casio te ven a ti, y quizá sea una ventaja, porque a veces haces una labor «por simple amor al arte» de divulgación y defensa de la marca que ni la propia Casio es capaz de hacer.

Tengo la suerte de que, por lo menos, Casio es una marca muy agradecida. En serio lo pienso así. He tratado con muchas marcas porque he tenido muchas publicaciones (algunas trabajando para terceros como reportero, otras bajo mi propia responsabilidad), y os digo sinceramente que Casio es de las mejores. Estoy de acuerdo que fallan en muchas cosas, pero mi contacto con ellos, y la gente que conozco allí, merece mi más profundo y sincero reconocimiento. No diré que son la panacea, pero comparados con otras marcas de muchos otros sectores (también en el de la relojería), puedo decir que uno se puede orgullecer de llevar un Casio en su muñeca. Algo que muchas otras marcas, e incluso muchas elitistas y que van de lujosas, no pueden decir.

No quiero soltaros el sermón, solo deciros que si bien no hay dinero que pague esto, que en muchas ocasiones uno se siente sobrepasado, desquiciado, abandonado a su suerte y desanimado, cuando miras las estadísticas y ves que casi cien mil personas al mes te leen, que llegas a tanta gente y a tantos rincones del mundo, no sabes cómo ni por qué pero te levantas y vuelves a escribir esa entrada aunque los huesos te duelan o aunque no puedas ya con el alma.

Entonces te das cuenta que no lo haces por vanidad, ni por interés – que no lo consigues -, ni por dinero. Simple y sencillamente uno lo hace por vosotros, por cada uno que entra aquí y nos lee. Lo hace con la única intención de que, cuando abráis esta página cada día, encontréis algo nuevo y, también, algo distinto sobre nuestra marca favorita. Algo que os anime a poneros el reloj, a disfrutar de él, y que aunque contracorriente todo el mundo nos diga que los relojes están pasados de moda, poder sentiros, una día más, contentos y cómodos con vuestros añejos o nuevos modelos de Casio. Y encontréis un espacio en donde todos tengáis cabida, seáis coleccionistas, usuarios de Casio de tiempos de maricastañas, usuarios de los últimos modelazos de la marca, o lo que os guste u os agrade más. Sea como sea cada uno de vosotros.

Cierto que son diez años, hemos ido ya por todas las calles y caminado en todos los pasos, pero que hoy nos sigáis leyendo más que nunca, con lo difícil que está todo – social y tecnológicamente hablando -, deja claro que a pesar de nuestras insalvables y – diría – necesarias incongruencias cada uno de vosotros encontráis aquí un espacio en el que informaros, o al menos refugiaros, y compartir con muchos otros que también tienen vuestra misma afición, inquietudes, o amor por la marca. Eso, y principalmente eso, es lo que nos motiva y nos mueve. No sé el precio que puede tener eso, quizá como el hecho de poner en pie esto cada día sea impagable, así que mientras el cuerpo aguante, y Blogspot nos lo permita, adelante y a seguir remando.

Gracias a todos por vuestro aporte en estos diez años, que es un aniversario no solo nuestro, sino también, y sobre todo, de vosotros más que de nadie.