El coleccionismo del hombre pobre

Creo que a todos de nosotros, en mayor o menor grado, nos agrada coleccionar relojes. O, al menos, tener el mayor número posible de variantes de nuestro modelo favorito. El problema es que eso suele requerir de un notable autocontrol que, en momentos, debe ser muy estricto para impedir que se nos vaya de las manos. Empieza por el deseo de tener ese reloj, luego por la emoción de verlo con detalles diferentes…, a continuación, por la excitante espera de que llegue a tus manos, y acaba por la emoción de abrir un paquete por el simple hecho de abrir y ver algo nuevo sin más. Ya lo hemos dicho muchas veces: el coleccionismo es un arma de doble filo, y cuando menos te das cuenta estás bailando al borde del abismo sin querer y sin saber cómo narices has llegado hasta allí. Yo, que lo sufrí en su día, os aconsejo que mucho cuidadito con eso.

Una forma de ponernos barreras «naturales» que permitan disfrutar sanamente del coleccionismo, admirar las piezas que nos gustan y a la par disfrutar con unos límites que nos den una cierta «cordura», es ceñirnos a un modelo en concreto. Claro que en esto no todos los modelos son iguales. Por ejemplo, quien decida coleccionar DW-5600 ya puede irse preparando, no solo porque hay infinidad de ellos, o porque se lancen ediciones especiales muy difíciles de encontrar, sino porque, ya empezando con su primer modelo (el DW-5600C), para dar con él hay que moverse por muchos lados y estar dispuesto a pagar el infladísimo precio que por uno en un estado medianamente decente, se pide hoy por él.

Pero siempre podemos ir a lo que yo llamo «el coleccionismo del hombre pobre«… Vamos a ver: si te gusta tener varios modelos, y encima son de la gama más asequible de Collection, estás de enhorabuena. Allí hay mucho reloj «sabroso». Pero también hay que conocer bien dónde ponemos los pies.

Pongamos por caso que decidimos coleccionar el famosísimo F-91. Lo vemos en una tienda a 10 euros y pensamos: «esto es fácil». ¡Craso error! Es un modelo muy asequible por unidad, bien es cierto, pero es tal su volumen que algunas ediciones especiales (la WK, por mencionar una de ellas) son hoy casi imposible de encontrar. Quien esté dispuesto a vendértela te pedirá un precio por el que vas a desear haber elegido otro reloj. Eso sin contar que cada poco Casio lanza variantes nuevas, así que, aparte de estar comprando un modelo reciente, algunas de ellas sus precios distan bastante de aquellos 10 euros que nos tentaron al principio. De hecho lo triplican, y como son varias las versiones, prepárate a multiplicar eso por cuatro o por cinco…

Además, en el coleccionismo de los F-91 hay mucha competencia. Es un reloj demasiado «sabroso», digámoslo así, en ese mundillo.

Pues nada, vámonos por otro. Por ejemplo, el F-105 sería un candidato ideal: solo existe una variante. Tu colección se acabaría nada más empezar, y podrías ya dedicarte a dormir a gusto. ¡Pero no! Aquí habrás cometido el error de ignorar la historia del modelo, ya que el F-105 tiene una «variante» muy peculiar: el F-106, que aunque técnicamente no sea -en la estricta denominación del modelo- el mismo, sí es el mismo en realidad. Dicho de otra manera: ¿te quedarías tranquilo coleccionando un único F-105, sin tener el F-106? ¿Qué clase de coleccionista de F-105 serías? Pues claro que no. El problema viene cuando te dieras cuenta que el F-106 es otro de esos modelos tan exclusivos, que casi es más fácil encontrar petróleo en el jardín de tu casa que ese reloj en venta.

Así que mejor descartemos el F-105 para coleccionar. A no ser, claro, que uno sea de los pocos afortunados en conservar un F-106 bajo siete llaves.

Así las cosas, podemos empezar a temer que esto no sea tan fácil. Y es que en efecto, no lo es. Por ejemplo, si elegimos los W-59 -otro gran acierto como coleccionistas, hace no tanto-, habríamos de desembolsar los casi 40 euros de cada variante de sus series limitadas B que, como limitadas que eran, ya apenas se encuentran. Con él eso de «coleccionismo para pobres» dejaría de ser cierto.

Algo parecido ocurre con los F-201WA. Hasta hace poco, solo había dos variantes -yo las tuve, de hecho coleccionaba ese modelo porque me encantaba-, pero Casio las retocó con nuevos colores, llevándonos con ello a un desembolso considerable si queremos tenerlos todos.

Entonces, y dado que coleccionar modelos de Collection no es tan fácil ni, en el fondo, tan barato, ¿y si hacemos lo contrario? ¿Y si coleccionamos modelos «elitistas», pero que sean pocos? Bueno, puede ser. Un buen candidato para ello podría ser el GW-5000, hasta hace no mucho solo había dos variantes. El problema es que su versión invertida estuvo tan poco tiempo en el mercado, que para conseguir una ahora hay que sudar tinta. Pero eso no es todo lo complicado de ese tipo de modelos: G-Shock decidió hacer de él otra versión específica para el 35 Aniversario, y ya te imaginas lo solicitadas que están ese tipo de ediciones. Y eso si la encuentras hoy.

No, definitivamente esa tampoco es una solución sencilla.

Quizá, entonces, la salida para muchos coleccionistas (o usuarios de reloj con la intención de serlo) sea el recurrir a modelos con versiones ya «cerradas», es decir, «vintages» en toda regla que sabes que ya no te sorprenderán ni te darán un susto desde Casio con nuevas versiones de precio mucho más elevado del modelo estándar. Si tenemos la suerte de conocer un proveedor, mercante o tienda que nos los pueda facilitar o a quien podérselos adquirir a precios razonables, puede ser lo mejor. Por ejemplo, si nos gusta el W-24, de él solo aparecieron dos variantes: la clásica en rojo, y la de detalles en azul. Con eso, tendríamos nuestra colección cerrada y podríamos echarnos a «descansar» admirando nuestro pequeño pero bonito «museo» de W-24.

Aunque bueno…, aquí también hay algunos inconvenientes. Quizá el W-24 no sea la mejor elección, porque es un Marlin, y esos están muy solicitados. Pero sí podemos recurrir a un W-19, a un F-23, o a un W-720. Incluso podemos adquirir sus cajas nuevas, y ponerles a algunos de ellos módulos de F-91 o W-59 actuales, sabiendo que en muchos casos (sobre todo con las antiguas series F) son compatibles. Lo mismo con sus correas. Aunque ten algo muy en cuenta: infórmate bien del modelo, qué módulo monta y si existen versiones por ahí «escondidas» o poco conocidas. Porque en eso la información es vital. Te lo digo porque yo en su día traté de hacerlo con el F-24…, y me quedé a medio camino. ¡No cometas mi mismo error!

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com