
Muchos propietarios de relojes Casio pagan mucho dinero por su reloj. No estamos hablando de un par de cientos de euros, sino de cifras que llegan (o superan) los quinientos euros. Este tipo de cliente quiere un producto acorde a lo que paga, y rehúyen de que en la parte trasera de su modelo «luzca» el «hecho en China», y para ellos es un signo de calidad un «Made in Japan» o, a lo sumo, «Made in Thailand».
Pero ¿tienen razón en sus pretensiones? ¿Realmente hay tanta diferencia entre un producto hecho en Japón a otro hecho en China?

Ya hemos hablado en alguna otra ocasión de ello, pero como la confusión continúa, hoy vamos a incidir de nuevo en el tema. Japón es «la casa madre», y aparte de la preferencia «romántica» de tener un reloj que provenga de allí, también se encuentra la realidad de que es allí donde están las factorías «premium» de la marca, las más elitistas.
Los modelos que fabrica allí Casio son solo los más exclusivos, y muy pocas de las variantes más populares. Las factorías principales se encuentran en China y en Tailandia, las cuales se encargan de la mayoría de su producción. Pero ¿realmente hay tanta diferencia de calidad en el mismo producto? La respuesta es no, entre China y las demás factorías la calidad es la misma. Pero lo que sí es cierto es que el acabado sí lo es. China tiene diferentes presas, y los metales resultantes (sobre todo en la tapa trasera) presentan un cepillado o corte diferente, más «tosco». En cuanto a las resinas, habitualmente las empleadas en China poseen un acabado más mate, incluso en algunos relojes tirando a grisáceo. Ciertamente es muy difícil de notar, y son detalles ínfimos, pero están ahí.

En su última memoria sostenible publicada (correspondiente al año pasado) Casio ya se dio cuenta de que tenía un problema: su dependencia absoluta de China. A ese país se le confiaba un porcentaje muy importante -el mayor- de los relojes que Casio producía. Y el problema subyacente de esto es que si ocurre una crisis (como la pasada no hace muchos meses) entre Japón y China, las huelgas, cierres de fábricas y daños en las mismas (y en la distribución) pueden hacer que la producción baje estrepitosamente, con el consiguiente riesgo de desabastecimiento. Por eso Casio decidió curarse en salud y está llevando a cabo una política de no focalización en China, de forma que su distribución se encuentre más diversificada, y de esta forma si ocurre algún incidente en un centro de producción, no afecte al resto y puedan suplirlo con otra planta de ensamblaje y fabricación en otro país. No en Japón, sino en otros países asiáticos, como Tailandia. En Japón tienen otro problema, que trataremos a continuación.

El dilema japonés
Desde el accidente nuclear de Fukushima muchos consumidores, preocupados por la radiactividad, han desviado sus preferencias hacia Tailandia, donde se sitúan las factorías de muchos de los productos G-Shock.
Aunque las autoridades niponas se preocupan muchísimo en quitarle hierro al asunto, el problema no es banal. Desde los estamentos oficiales se argumenta que Fukushima está lejos de las zonas industriales de exportación, pero Japón es un país muy pequeño, la palabra «lejos» es relativa allí. A esto hay que añadir que el mar, al que se han vertido (y se vierten en los escapes que aún existen) ingentes toneladas de material radiactivo, no conoce fronteras, y su influencia se extiende durante miles de kilómetros por la costa japonesa. Sus efectos no se ven de inmediato, pero se verán.
Por si todo ello fuera poco, no existen controles radíológicos eficaces de las exportaciones. Ciertamente que en los primeros instantes de la crisis nuclear estos controles se reforzaron, pero a día de hoy es prácticamente imposible asegurar la seguridad radiológica de todo lo que sale de Japón.

Por supuesto, no queremos alarmar a nadie, estamos seguros que todos los relojes y/o piezas de los mismos que salen de Japón lo hacen porque no poseen índices elevados de radioactividad, simplemente, sólo queremos hacernos eco de una preocupación que está ahí. Como solemos decir, aquí aportamos datos, sugerimos, pero es el cliente quien debe decidir con absoluta libertad.
Es lógico que con la preocupante situación de riesgo de enfermedades cancerígenas muchos clientes decidan elegir un reloj proveniente de Tailandia, e incluso de China, y hay que respetarlo.

Lamentablemente la energía nuclear es una apuesta muy equivocada por la que acaban pagando muchos inocentes, como es Casio en ésta ocasión. Y, lamentablemente también, un reactor nuclear no es un dispositivo que se pueda apagar y encender a voluntad, y los dañados en Fukushima seguirán emitiendo sus peligrosas emisiones tóxicas durante siglos y siglos. Los gobernantes, ante situaciones así, la única solución que tomaban era relegar el lugar a una zona de exclusión y aparcar el problema. Pero con lo superpoblado y comunicado que está Japón ésto es muy difícil de hacer. La «solución Chernobil» no es aplicable allí.
¿Es el precio que tenemos que pagar por el desarrollo? Pues es un precio demasiado alto.
| Redacción: Zona Casio