Cómo hacer para que el plexi de nuestro reloj brille como el primer día


Cuando hablamos en un artículo anterior sobre la mejor forma de conservar nuestros relojes y preservarlos lo más originales posible al paso del tiempo, comentamos que una de «las pesadillas» casi imposibles de reparar cuando está muy dañado era el cristal plexi.

Ahora os vamos a comentar e ilustrar un sencillo y simple truco (no tiene gran misterio) para que podamos tener ese cristal tan transparente, pulcro y brillante como en el primer día. O casi.



El llamado «cristal plexi» es en realidad polimetilmetacrilato («plexiglas» es sólo uno de sus nombres comerciales), un plástico transparente. El lado bueno es que es un «cristal» (ya acabamos de decir que no es propiamente un cristal, sino un plástico, pero en fin…) relativamente barato de producir, adaptable fácilmente a diferentes contornos y a ser modelado. Además, se le puede pulir fácilmente con cualquier elemento casero, como dentrífico, es muy transparente, más resistente que un vidrio a los impactos y muy ligero.

Su parte «mala» es que se raya con nada. Simplemente por el roce diario, e incluso el polvo al limpiarlo, hace que las prácticamente invisibles «motas» en suspensión del ambiente actúen sobre él como auténticos instrumentos cortantes. Por mucho que lo cuides, lo vigiles y lo limpies, al cabo de unos años aparecerán sobre él los inevitables rayones.

Si, además, nuestro reloj preferido posee plexi (no sería extraño, puesto que Casio lo usa en muchos modelos), y unes a ello la prácticamente inexistente oferta de recambios, te puedes encontrar con la desagradable sorpresa de que tu bonito reloj presenta unas terribles e irreparables huellas del tiempo. Puede que, en última instancia, no te importe tanto, pero los daños pueden llegar a ser tan graves que impidan ver la hora cómodamente, y ésto sí es ya importante.

Para evitarlo puedes adoptar varias soluciones. La que te proponemos aquí es muy sencilla, barata y útil. Se trata de cubrir dicho plexi con una capa de film transparente autoadhesivo, que se venden en prácticamente cualquier librería. El film autoadhesivo (que se usa para forrar libros) tiene dos particularidades: la primera, es que su pegamento prácticamente no deja rastros, siendo muy fácil de eliminar, por lo que podremos sustituirlo en un segundo si el reloj se moja o si, con el paso de los meses, el adhesivo pierde adherencia (que suele pasar). La segunda es que ofrece una barrera, y aunque el film, más o menos, siempre se note sobre el reloj, sí cumple su función de protegerle, evitando que se raye el plexi original. De esta forma tendremos un cristal impoluto… para toda la vida.

Lo primero, cortamos un trozo de film más grande que la caja del reloj. Luego, con un papel y la ayuda de un bolígrafo trazamos el contorno del reloj. Podemos servirnos de una regla para, tras trazarlo, ajustar las líneas de los bordes:


Una vez hecha la plantilla correcta (si nos sale bien conviene que la conservemos para posteriores usos) la pasamos por su cara anterior al papel, también anterior, del film (para no confundirnos, podemos escribir sobre la plantilla cuál es su lado posterior y anterior; para muchos modelos esto da lo mismo, pero para otros es importante):



Recortamos finalmente el propio film (con un cutter sería lo ideal, para mantener los trazos rectos):

Y luego lo pegamos, con cuidado de ajustarlo lo mejor posible y no dejar burbujas de aire), sobre el reloj:

El resultado es una protección para el plexi con un cometido similar al que tiene el bezel en un G-Shock (que es proteger la caja, como ya sabes). La diferencia es que, en este caso, podremos sustituir el film en cualquier momento, si éste envejece o si por el uso diario se despega. Bajo el mismo, conservaremos un impoluto cristal plexi que mantendremos sin prácticamente daños. Por cierto, no olvides tampoco que el cristal mineral, aunque es resistente a los golpes, también se raya.

Puedes pensar, para concluir, que otra solución más radical sería pulir el plexi cuando está muy rayado. En ese caso sí es una solución, pero tras pulirlo es recomendable protegerlo como explicamos aquí. Porque recuerda que con cada pulido que hagas del plexi, lo debilitas, y aparte de correr el riesgo de que te rompa «a las primeras de cambio», su resistencia al agua disminuiría. Por ello, intenta recurrir al pulido únicamente como último recurso.

| Redacción: Zona Casio