Coches y relojes

«Le voiture» se dice en francés «coche». Y de coches precisamente vamos a hablar. Coches y relojes, como indica el título. El Casio F-91 podría ser perfectamente el Renault 5, que fue uno de los utilitarios más famosos y comunes en Francia, y en realidad en toda Europa. Aunque los franceses, curiosamente, lo llamaban «le car«.

No obstante si miramos hacia la paupérrima España, aquí el F-91 de los coches debería ser el Seat 600, clónico de los Fiat 500 que, dicen algunos -y aseguran los de Seat, claro-, democratizaron las carreteras y permitió a los españoles de entonces viajar en algo que tuviese motor y cuatro ruedas.

La extravagancia vendría de mano de Citroen, con su suspensión neumática y sus rarezas como las de los DS apodados por el populacho como «el tiburón», por su enorme morro.

Citroen tendría que pagar un alto precio por sus excentricidades, su atrevimiento con el motor wankel o con los SM, intentando abarcar más de lo que podía con Maserati y viéndose, finalmente, abocada a diluirse en Peugeot. Así nació PSA, un grupo que se convirtió en devorador de marcas, que conseguía casi a precios de saldo aprovechándose de sus crisis respectivas: Talbot, SIMCA…, y la última en llegar, Opel.

Podriamos casi lanzar un paralelismo entre la Peugeot de PSA, anodina, sin imaginación ni fantasía y que va a lo seguro, con la mayoría de marcas de relojería de hoy, un poco lo mismo. Se acabaron aquellas marcas de coches que dotaban a sus vehículos de personalidad y carácter, lo mismo que se acabaron aquellos modelos que entusiasmaban de Seiko o Citizen, las cuales hacían otro tanto en sus relojes.

Y es que los automóviles son un poco como los relojes. Comienza gustándote uno, y acabas coleccionándolos todos. Cuantas personas tienen coches de todos los gustos y épocas en sus garajes, adictas a ese peligro de acaparar. Pero dado que mantener una flota de automóviles es muy caro (y ocupa mucho espacio), es más accesible y fácil coleccionar relojes.

No podemos coleccionar Renault 5 (al menos no la mayoría de nosotros, claro), pero sí podemos coleccionar todos los F-91 lanzados por Casio hasta la actualidad, o todos los W-59, o todos los F-201.

En ese sentido, coleccionar una línea de producto (y no relojes «sueltos») es una de las soluciones más aconsejables para los que les gusta este mundillo, así al menos garantizas y te aseguras que tu colección esté siempre «bajo control», y no tirar el dinero adquiriendo modelos a lo loco. Es una «táctica» como otra cualquiera, para no tener que «pasarte».

Además, es también sumamente gratificante, porque puedes comprobar también la evolución de ese mismo modelo de reloj a lo largo de los años, de las modas -por ejemplo, ahora con los metalizados, antes con los «marbles» o amarmolados, y mucho antes con los camo-, y las evoluciones (y abaratamientos en muchos casos) en cuanto a materiales y procesos de construcción (caso de los W-720, pasando de cristal mineral a cristal de resina, por dar un ejemplo).

Otra ventaja de esta forma de coleccionismo es que, si elijes un modelo asequible y no demasiado rebuscado, puedes realmente acabarla. ¡Y cuánta ilusión nos hacía terminar los álbumes de cromos cuando éramos críos!, ¿verdad? Pues en este caso vivirás una experiencia mas o menos parecida, pero con tu reloj favorito.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com