Casio contrata a un dibujante de manga para darle un empujoncito a su Rangeman

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¿Es el Rangeman lo que esperaba Casio de él? ¿Le van bien las ventas con este modelo? Recuerdo no hace muchos meses el lanzamiento del G-9300, o más atrás aún el G-9000. La gente se lo compraba, hacían cola por ellos, casi se tiraban de los pelos por tener uno. Nada de esto ha ocurrido con el GW-9400, y hay que echarle en buena parte la culpa a la propia Casio. Las razones son muchas, y podría enumerar (a favor y en contra de sus niveles de ventas o de su «impacto entre la gente») bastantes de ellas, pero así a bote pronto se me ocurren dos aspectos nefastos que han dejado a este reloj muy por detrás de lo que podría ser (porque realmente valer, lo vale). Uno es la fecha de lanzamiento. La primavera y el verano son buenos meses para lanzar un reloj de este calibre, al menos en el hemisferio norte: la gente sale más, el reloj se ve más, se consulta más, y se luce más. Pero vestir un Master of G con toda la ropa de abrigo del invierno… Bueno, digamos simplemente que no todo el mundo lo hace.

La otra razón es su precio. Trescientos euros son muchos euros para un reloj de plástico. A este modelo la falta de una versión no radiocontrolada (sin el «W») más asequible le ha pesado enormemente y es un hándicap añadido muy grande. De hecho yo creía -y así lo dije aquí- que Casio no cometería ese error y que ofrecería a la par que el modelo Waveceptor uno no radiocontrolado. Pero no fue así, probablemente porque el tiempo apremiaba para sacarlo sí o sí en este año del 30 aniversario de G-Shock y para presentarlo precisamente en la fiesta de Nueva York. Había que hacer tantos números que la cuadratura del círculo era muy difícil de conseguir, y aunque no sea muy importante (con lo que vende Casio, que el Rangeman venda más o venda menos tampoco es algo que les vaya a quitar el sueño… al menos de momento, otra cosa será cuando se replanteen lo de introducirle un triple sensor a los «G» en otro modelo), sí es para pensárselo.

Pero bueno, ahora que está en la calle (y en los comercios) hay que venderlo como sea. Y una de las ideas que han tenido es recurir a lo que siempre hacen las multinacionales cuando fallan en un producto (no es una palabra adecuada, yo no considero al GW-9400 un «fallo», pero es para que entendáis a dónde quiero llegar): la publicidad.

Casio ha contratado al dibujante de manga y animación Katsuhiro Otomo para ver qué les puede hacer con el Rangeman y acrecentar sus ventas en Japón (y su difusión). Otomo recurre de nuevo a una visión de un mundo apocalíptico, tan socorrida en los G-Shock (y que no está mal, de hecho su resistencia debe y ha de ser una buena razón para utilizarlos como elemento imprescindible en las situaciones más violentas y/o difíciles), con una campaña que empezará a llegar a las tiendas el día 21 de este mes.

De momento Casio ha dado un adelanto de la campaña, que esperan llevar también a revistas, webs y publicidad exterior, como cartelería y vallas. ¿Servirá esto para dar a conocer más y mejor el GW-9400? Seguro que sí. Pero no puedo evitar pensar que modelos «más humildes» como el G-9300 no necesitó nada de esto y se vendió mucho más y mejor. A veces Casio apunta tan alto, tan alto, que yerra el tiro.

| Redacción: Zona Casio