Vamos con una de nuestras habituales ideas «a lo Macgyver» para salir del paso con nuestros relojes. En este caso es una pequeña tarea de bricolaje que nos puede sacar de más que un apuro y, sobre todo, salvarnos de la situación si nos encontramos con nuestro reloj sin repuestos (o sin poder comprarlos, que también puede ser).
Ésta solución que os planteamos aquí tiene varios inconvenientes, por lo tanto hay que tener mucha precaución y mucho cuidado a la hora de decidirnos aplicarla. No sólo porque podemos acabar sin correa (o incluso ser peor el remedio que la solución), sino porque también puede afectar a nuestra salud, y en ésto sí que tenemos que ser radicales.
Las correas de resina están termoformadas, es decir, la goma se aplica y se fabrica en forma de polvo en moldes. Podemos intentar hacer un parche mediante calor, es así como lo vamos a hacer, pero con una solución recurriendo a elementos corrientes y simples que cualquiera puede tener en su casa (o, de lo contrario, que son muy baratos y fáciles de conseguir).
Ya hemos mencionado alguna vez que lo mejor para mantener las correas de nuestros relojes es hidratarlas convenientemente con aceite de silicona. Pero si a pesar de ello (o si por olvido no lo hemos hecho) se ha acartonado y se ha llegado a romper, podemos recurrir a esta solución. Lo que vamos a hacer es ablandar la resina de tal forma que la parte rota vuelva a fundirse, rellenando el corte. Obviamente, si vas a recurrir a esta solución es mucho mejor que lo hagas cuando la rotura sea pequeña, ya que si la rotura es grande el resultado final puede ser bastante lamentable (además, aunque logres unirla, la parte que se ha fundido perdera rigidez y será muy frágil). Por ello en cuanto veas que existe una pequeña rotura, aunque sea casi invisible, ciérrala cuanto antes, ya que es por ahí por donde la correa tiene más probabilidades de acabar rompiendo. Una vez hayas conseguido de nuevo repararla, es conveniente que le des un baño de aceite de silicona para rehidratarla.
Necesitamos una vela, un alfiler y un elemento aislante (puede ser cinta aislante). Pondremos al fuego el alfiler (al que tendremos cogido por la parte en donde le hemos pruesto previamente el aislante) y, cuando esté muy caliente, lo acercaremos a la correa, abriéndole donde tiene el corte, para ir fundiéndoselo de dentro a fuera. Remataremos con sumo cuidado mientras cerramos la rotura. Si dicha rotura afecta a la parte posterior, con el alfiler caliente fundiremos esa parte y la uniremos también. El movimiento de «fundido» tiene que ser suave, arrastrando la gorma para que se mezcle entre ella, pero de una forma mínima, muy delicadamente.
Dependiendo del acabado de la correa y de la profundidad de la rotura, al final puede que se note la parte «parcheada», apareciendo como una zona más rugosa. Podemos aplicarle un acabado con una lija muy fina (del número superior al 2000, por lo menos).
También hay que tener en cuenta que el carbono del acero, al calentar el alfiler, se quemará, y aparecerá una zona negruzca. Si la correa es de color, en «el remiendo» aparecerá una parte negra del hollín. Por lo tanto este procedimiento está bien para correas negras, pero en correas en color tienes que tener esto presente.
Otra solución que ofrecen algunos es que las pongas en agua caliente y esperes a que se hablanden para trabajar con ellas, pero ¡cuidado!, con ello puede deshacérsete, materialmente, entre las manos, ¡se vuelven enormemente frágiles!
Precauciones!!!: Los vapores y el humo de la resina son muy tóxicos, además, pueden quemarnos y, al quemarse, sus humos pueden pegarse a nuestra garganta, a nuestra piel o a cualquier elemento que toquen. Por lo tanto, hay que extremar los cuidados y hacer esta tarea en un sitio ventilado. Obviamente, tampoco permitas que estén cerca y/o lo hagan menores. Cuando procedas al fundido no respires los humos.
Los alfileres, al ser de metal, alcanzan temperaturas muy altas. Tenemos que manejarlos con un elemento aislante, porque sino nos quemaremos.
| Redacción: Zona Casio