
Ayer, de la que regresaba a casa, acudí a un estanco a por gasolina para un encendedor. Cual fue mi sorpresa cuando me doy cuenta que el señor que atendía, de unos cuarenta años, llevaba en su muñeca un voluminoso reloj blanco. Lo reconocí enseguida: era un GA-100. Uno de los modelos más archiconocidos del fabricante nipón. Así que entre nuestra conversación de cortesía vendedor-cliente, le comenté, sin ocultar mi alegría: «¡Anda, qué bien! ¡Llevas un reloj de G-Shock!«. El estanquero, girando levemente su muñeca, me respondió: «No, no es un G-Shock. ES UN CASIO«.
Ah, vale…

Que alguien lleve un G-Shock sin saber que es un G-Shock, me ha hecho reflexionar. Lo primero, en lo difícil que siempre lo ha tenido Casio para posicionar esta marca de relojes en España. Para muchos, es un Casio, porque es de color, es «de plástico», y listo. No hay más. Muchos siguen pensando que G-Shock es «un adorno» en el frontal, una leyenda que está ahí por estar, ni siquiera una submarca. Y aún hay personas que consideran que cualquier Casio es G-Shock, otros ni siquiera saben qué es G-Shock, como tampoco saben lo que es Illuminator (incluso muchos que llevan usando relojes de Casio durante largos años).
Supongo que el estanquero llevaba su G-Shock en la muñeca por ser de color, por estar de moda, y porque es uno de los relojes que más se ven (y se venden) en las relojerías. Todo lo demás lo obvian o no les importa, o quizá no les llega el mensaje.
Antes la gente tenía la sensación de que G-Shock eran relojes de plástico baratos, algo irónico porque G-Shock empezó haciendo relojes de caja de acero, como bien sabéis. Ahora, son relojes simplemente de colores, pero resulta que ni siquiera son G-Shock, sino que son «Casios de colores sin más«.
Me habría gustado haberme detenido con el vendedor y preguntarle qué pensaba él que significaban las letras y el logo de G-Shock en el frontal de su reloj, ciertamente me habría resultado interesante saberlo. No se lo pregunté porque no se le veía especialmente interesado en su reloj, ni predispuesto a una conversación de más de dos palabras. Supongo que con gente de esa edad la batalla está en buena parte perdida. Ahora, queda la tarea de cambiar y realizar una labor más didáctica y provechosa con la gente joven, y creo que las campañas como la del otro día con Sergio Evans son necesarias y suponen una estupenda forma de hacerlo. Aunque a nosotros nos suene repetido mil veces, ni G-Shock como término ni siquiera su lema de «Never Give Up» lo es. No en España. Porque en España cuando alguien entra a comprar un G-Shock a una relojería pide, en la mayoría de las veces, «un Casio». Por fortuna los visitantes más jóvenes (lo vemos en la galería semanal) que visitan publicaciones como esta de ZonaCasio, tienen muy clara eas diferencia y ese valor de marca distintiva, que un gran número de gente más vieja no posee.
Por supuesto, no es culpa solo de ellos, durante muchos años los G-Shock en España eran Casio, sin más, y eso que en los noventa ya había campañas de G-Shock en las revistas deportivas de nuestro país.
Creo que Casio ha entendido que diferenciar a G-Shock como marca da muchos beneficios y le otorga mucha más personalidad, de hecho en muchos de sus modelos el nombre de G-Shock aparece en tipografía de mayor tamaño y en una posición más destacada (en los nuevos GA-2100 -que acompañan este post- este detalle se puede ver muy bien, y también en los GAS-100). Puede que luego el problema lo tengamos con G-Steel, MR-G, MT-G, S Series, y demás variantes… Pero eso ya se abordará cuando surja. De momento, tratar de darle una posición privilegiada a G-Shock es lo que más debería preocupar a Casio. Porque sino, muchos se seguirán preguntando todavía por qué un G-Shock tiene que costar diez, doce, quince o veinte veces más que un F-91 básico, si cuenta con «los mismos» materiales.